Estos son los regalos que me han hecho mis 26 soletes porque, con todo el dolor de mi corazón, el curso próximo no seguiré teniendo la suerte de ser su maestro. Un cuadro que merece estar en un museo, que me muestra como la raíz de la cuál crece el árbol con 26 hojitas que sois vosotros, y que voy a tratar de colgar en la pared de mi casa sin romper ni el cuadro, ni el martillo, ni el tabique... Un libro maravilloso, con un troquelado superpuesto que nunca había visto y que representa "el teatro de la vida"... y una pulsera increíble que llevaré durante toda mi vida como maestro, en mi muñeca y en mi corazón...
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